Introducción
A medida que envejecemos, es común que nuestra capacidad auditiva disminuya. Según datos, alrededor del 14% de las personas entre 45 y 64 años experimentan algún grado de pérdida de audición, cifra que aumenta a más del 30% en mayores de 65 años. Por ello, es fundamental realizar pruebas de audición periódicas para detectar y abordar cualquier problema a tiempo.
¿Por qué son necesarias las pruebas de audición?
La pérdida de audición suele ser un proceso gradual, lo que dificulta su detección temprana. Algunos signos incluyen dificultad para escuchar conversaciones en entornos ruidosos o la necesidad de aumentar el volumen de dispositivos electrónicos. Realizar pruebas de audición regularmente permite identificar problemas antes de que afecten significativamente la calidad de vida.
Proceso de la prueba de audición
Las pruebas de audición son procedimientos sencillos y sin dolor que suelen durar alrededor de 30 minutos. Durante la evaluación, se utilizan auriculares para presentar tonos de diferentes frecuencias y volúmenes en cada oído por separado. Esto ayuda a determinar la capacidad para escuchar sonidos agudos y graves, así como la sensibilidad a distintos niveles de volumen. Además, es posible que se le pida que repita palabras o frases para evaluar la claridad con la que puede entender el habla. :contentReference[oaicite:0]{index=0}
Interpretación de los resultados
Los resultados de la prueba no se califican como “aprobado” o “reprobado”. En cambio, indican si existe pérdida de audición en uno o ambos oídos y en qué medida. La intensidad del sonido se mide en decibelios (dB):
- Audición normal: hasta 25 dB
- Pérdida de audición leve: 26 a 40 dB
- Pérdida de audición moderada: 41 a 55 dB
- Pérdida de audición moderadamente severa: 56 a 70 dB
- Pérdida de audición severa: 71 a 90 dB
- Pérdida de audición profunda: más de 90 dB
Es posible sorprenderse al descubrir una pérdida de audición leve o moderada, especialmente si ha ocurrido de manera gradual. En tales casos, el médico puede derivarlo a un audiólogo para una evaluación más detallada. :contentReference[oaicite:1]{index=1}
Causas comunes de la pérdida de audición en adultos
Diversos factores pueden contribuir a la pérdida de audición en adultos, entre ellos:
- Exposición frecuente a ruidos fuertes en el trabajo: trabajar en entornos ruidosos sin protección adecuada puede dañar la audición con el tiempo.
- Uso de herramientas eléctricas o maquinaria pesada: actividades como cortar el césped o utilizar herramientas eléctricas pueden generar niveles de ruido perjudiciales.
- Asistir a conciertos o escuchar música a alto volumen: la exposición prolongada a música fuerte, ya sea en vivo o grabada, puede afectar la audición.
- Acumulación excesiva de cerumen: el exceso de cera en el oído puede obstruir el canal auditivo y afectar la audición.
- Lesiones en la cabeza: un traumatismo craneal puede dañar las estructuras del oído y provocar pérdida de audición.
- Infecciones de oído: las infecciones pueden causar inflamación y daño en el oído medio o interno.
- Consumo de ciertos medicamentos: algunos fármacos tienen efectos ototóxicos que pueden afectar la audición.
- Factores genéticos: la predisposición hereditaria puede aumentar el riesgo de pérdida de audición.
Es importante destacar que la exposición continua a ruidos superiores a 65 dB puede ser perjudicial para la audición. :contentReference[oaicite:2]{index=2}
Consecuencias de no tratar la pérdida de audición
Los adultos mayores que no abordan su pérdida de audición tienen más probabilidades de sentirse excluidos de eventos sociales que normalmente disfrutarían, debido a la dificultad para seguir conversaciones. Esto puede llevar a una reducción en las interacciones con amigos y familiares, aumentando el riesgo de aislamiento y depresión. :contentReference[oaicite:3]{index=3}
Tratamientos y medidas preventivas
Aunque la pérdida de audición no se puede revertir, existen formas de compensarla y proteger la audición restante:
- Uso de audífonos: existen diversos estilos de audífonos, incluyendo modelos que se venden sin receta. Estos dispositivos son más pequeños y discretos que los de generaciones anteriores, y pueden colocarse detrás de la oreja, dentro de ella o incluso ocultarse completamente en el canal auditivo.
- Dispositivos de amplificación: algunos aparatos ayudan a aumentar el volumen de las llamadas telefónicas o mejoran la audición en teatros y lugares de culto.
- Lectura de labios: con entrenamiento, es posible aprender a leer los labios para comprender mejor lo que dicen las personas.
- Protección auditiva: usar tapones para los oídos al cortar el césped, asistir a conciertos o estar en lugares con ruido excesivo puede ayudar a prevenir una mayor pérdida de audición. :contentReference[oaicite:4]{index=4}
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