Cómo la pandemia agravó tu dolor sin que te dieras cuenta
Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, todos los aspectos de la vida se han visto profundamente alterados, especialmente para quienes ya lidian con dolor crónico. A medida que la sociedad regresa gradualmente a la normalidad, es hora de reconsiderar nuestra salud, particularmente nuestro enfoque en el manejo del dolor. Analicemos primero las principales razones por las que la pandemia pudo haber intensificado tu dolor.
Para empezar, la acumulación de estrés emocional ha sido significativa. Ya sea que hayas contraído el virus o no, los cambios provocados por la pandemia probablemente te hayan dejado agotado. Las medidas de confinamiento, la reducción de ingresos y las demandas de la educación virtual para los niños se han convertido en fuentes comunes de estrés. Para algunos, las tensiones familiares se han incrementado; para otros, la separación prolongada de seres queridos ha generado angustia emocional. Los estudios muestran que la ansiedad y la depresión no solo debilitan la resiliencia mental, sino que también amplifican la percepción del dolor físico, dificultando su control.
A continuación, el aumento de peso se ha vuelto un fenómeno generalizado. Las investigaciones indican que, durante el pico de la pandemia, la persona promedio ganó alrededor de 1 kg por mes, lo que significa que muchos llevan hoy un peso extra. Este aumento no solo agrava condiciones como la diabetes y la hipertensión; también ejerce presión adicional sobre el cuerpo. Incluso pequeños incrementos de peso pueden aumentar significativamente la carga en articulaciones como las rodillas, las caderas y la columna, intensificando el dolor.
Además, ha crecido la automedicación. Según datos de salud de junio de 2020, el 13% de los estadounidenses reportaron haber iniciado o incrementado el uso de sustancias para manejar el estrés relacionado con la pandemia, con un aumento del 18% en sobredosis al inicio de la crisis. El acceso limitado a servicios de salud pudo haber llevado a algunos a abusar de analgésicos recetados, consumir más alcohol o recurrir a sustancias ilegales en busca de alivio – decisiones que a menudo empeoran la situación.
La reducción de la actividad física también tuvo su impacto. Durante meses, el acceso a piscinas, gimnasios y clases presenciales estuvo restringido en muchas áreas. Si dependías de estos lugares para mantenerte activo, probablemente enfrentaste interrupciones prolongadas. Por precaución, muchos optaron por quedarse en casa, reduciendo aún más su nivel de actividad. Para personas con dolor de espalda o artritis, la pérdida de rutinas como la gimnasia acuática o el yoga dificultó el manejo del dolor.
Por último, el aislamiento social dejó huellas. En el último año, muchos experimentaron una caída drástica en las interacciones sociales, lo que resultó en soledad. Reconocida como un grave problema de salud, la soledad está asociada con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, problemas mentales e incluso muerte prematura – factores que pueden intensificar la percepción del dolor.
Pasos para retomar el manejo del dolor
¿La buena noticia? Con el retorno gradual de los recursos comunitarios, ahora es el momento perfecto para perfeccionar tu enfoque en el manejo del dolor. Aquí tienes algunos consejos prácticos para avanzar.
Primero, ve despacio. Si no has nadado o visitado un gimnasio en más de un año, tu cuerpo probablemente esté fuera de forma, con pérdida de tono muscular. Retomar tus antiguas rutinas de manera abrupta podría desencadenar brotes de dolor. Comienza con actividades ligeras y aumenta gradualmente tu resistencia y fuerza. Ser paciente con tu cuerpo dará resultados a largo plazo.
Segundo, no dudes en pedir ayuda. Cambiar hábitos puede ser desafiante, pero hay apoyo disponible. Si no sabes cómo retomar la actividad física de manera segura, consulta a tu médico para obtener recomendaciones o una derivación a un fisioterapeuta. Si la pandemia te llevó a una dependencia o recaída, busca asistencia profesional. Y si tu estado de ánimo o relaciones se vieron afectados, un consejero puede ayudarte a recuperar el equilibrio.
Por último, empieza con pequeños pasos para reconstruir la confianza. Volver a entornos sociales o clases de ejercicio puede parecer intimidante tras tanto tiempo – es una reacción normal. Comienza con caminatas cortas o encuentros breves con amigos, readaptándote al mundo a tu propio ritmo. Ejercicios simples de respiración también pueden aliviar la ansiedad en el camino.
Conclusión
Con las vacunas ampliamente disponibles y los servicios de salud restaurados, este es el momento ideal para optimizar tu estrategia de manejo del dolor. Ya sea que explores nuevos enfoques o retomes hábitos interrumpidos por la pandemia, consulta siempre a tu médico primero para garantizar seguridad y eficacia. Con pasos graduales, puedes aliviar el dolor y recuperar el control de tu vida.